- Manto protector de Los Pinos a negocios familiares
- Mancera, una estrella más
Miguel Ángel Velázquez
La Jornada
28 de Enero del 2010
La red de tráfico de influencias que ha montado la prima de Felipe Calderón, Mariana Gómez del Campo, hoy diputada local, desde luego por Acción Nacional, ha gozado, cuando menos hasta ahora, de total impunidad, pero ha sido bien protegida tanto por el poder de sus parientes como por el silencio casi total de los medios que prefieren otro tipo de escándalos para hacer a un lado ese y otros casos que pintan el perfil de los gobiernos azules.
El caso es extremo, pero así como sucedió en la guardería sonorense ABC, donde otra integrante de la familia Gómez del Campo figuraba como responsable directa, ahora se descubrieron irregularidades, que podrían ser muy graves, en el Instituto Nacional de la Juventud, pero nada le preocupa a la presidenta del PAN en el DF, porque esas posibles faltas, volverán a cubrirse con el cada vez más amplio manto de impunidad panista.
Desde antes de tomar el poder, la familia que ocupa Los Pinos dio muestras claras de cómo se distribuirían los negocios, y qué tan ancha sería la banda por donde podrían circular sin castigo los miembros del clan durante este sexenio. Primero fue el asunto de los contratos millonarios que se otorgaron al cuñado de Felipe Calderón, Diego Hildebrando Zavala, que según la denuncia que hizo Andrés Manuel López Obrador, no pagó impuestos.
Después nos enteramos que la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, donde murieron casi medio centenar de niños, tenía como copropietaria a Marcia Gómez del Campo, emparentada con la esposa de Felipe Calderón, como la panista encumbrada en el DF. Desde Luego no pasó nada, aunque la negligencia de quienes hicieron negocio con los niños fue ampliamente documentada.
Ahora resulta que la lidereza del PAN en el DF, Mariana Gómez del Campo, según datos del Instituto de la Juventud no sólo ha dado trabajo a sus familiares en esa institución, sino que a partir de esos empleos han conseguido contratos que les han dejado buenas ganancias.
Lo que no se sabe es hasta cuándo, o hasta dónde se va a permitir que la panista siga haciendo uso de sus influencias para seguir la tradición familiar, porque todo parece indicar que el negocio del Injuve se le concesionó, y disfruta a plenitud de todo lo que eso significa.
Eso es lo que se sabe hasta ahora, pero será cuestión de tiempo para que otros negocios salgan a la luz, porque los extensos tentáculos del pulpo azul podrían alcanzar a otras instituciones del gobierno federal. Cosa de dejar que el agua siga su curso. Ya verán.
Por lo pronto, con la ingenuidad, por no decirlo de otra manera, de la Asamblea Legislativa del DF se ha pedido a las instancias correspondientes que la investigación deje en claro hasta dónde ha llegado la Gómez del Campo, y no se interrumpa y, como se ve, se trata sólo de buena voluntad, nada más.
Será por eso que la panista anda tan de buenas con Alejandra Barrales, la legisladora que encabeza al PRD en la ALDF, y que ésta no pierda oportunidad para salir en la foto con la panista. En fin. Todo hace pensar en que esta vez, como en las otras, como ya dijimos, no pasará nada. Viva la justicia.
De pasadita
La Procuraduría del Distrito Federal ha ido de tumbo en tumbo en el caso Cabañas y, para decirlo con absoluta convicción, no creemos que lo haya hecho con dolo, más bien los errores cometidos se deben a la premura por informar a los televidentes de todo cuanto acontece al respecto, se tenga o no certeza en las acusaciones.
De lo que no hay duda, cuando menos en la televisora a la que rinde sus informes, es que el procurador Miguel Ángel Macera se convirtió ya en otra estrella más de ese canal. ¡Enhorabuena!
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