martes, 30 de marzo de 2010

México: La regresión en los sistemas laborales

Aleida Hernández Cervantes
Refundación
Sábado, 20 de Marzo de 2010

Desde hace más de veinte años se ha intentado reformar la Ley Federal del Trabajo en México. Múltiples han sido los proyectos de ley presentados ante instancias legislativas. Hasta hoy, han caído en el vacío. Esto no quiere decir que las relaciones laborales se hayan mantenido intactas, por el contrario, han cambiado a tal punto que pareciera, en muchas ocasiones, que nada tienen qué ver con el contenido de la ley. Por eso se dice que muchas de las propuestas que el jueves 18 de marzo presentaron los diputados federales del Partido Acción Nacional (de derecha), pretenden en gran medida, legalizar las diversas prácticas laborales reprobables que se están dando en nuestro país.
El cambio de las relaciones laborales en México, no es ajeno a lo que está sucediendo a nivel mundial en el rubro del trabajo y la economía. Dentro de las políticas económicas que empezaron a imponerse a los países en desarrollo, a fines de los ochenta fueron aquéllas tendientes a desregular las relaciones laborales. Desregular significa, en este sentido, eliminar en todo lo posible las múltiples restricciones al capital frente al trabajo; facilitar las ganancias de los empleadores en detrimento de los derechos de los trabajadores; minimizar las sanciones cuando se violen derechos; disminuir la supervisión del Estado en cuanto al cumplimiento de las obligaciones laborales, entre otras.
Este tipo de políticas no han sido exclusivas del mundo del trabajo, en realidad han permeado en todo lo público; hoy tenemos un avance sustancial de lo privado frente a lo público; tenemos un Estado que interviene para no intervenir.
Todo lo anterior, en un contexto más global, es resultado de la crisis del Estado del Bienestar (que se configuró en Estados Unidos y Europa, por ejemplo) o Estado social de Derecho (que lograron alcanzar en algunos países de América Latina como el nuestro). Dicha crisis –de cuyas causas hablaremos en otro momento, pero que no apareció espontáneamente-, ha dado lugar a que el pacto de cierto equilibrio, que se había logrado entre el capital (empresas, empleadores) y el trabajo (trabajadores), se encuentre en franco quiebre. De ese pacto se derivaron las leyes del trabajo y sus características, que prevalecieron casi todo el siglo XX, en la mayoría de los países, algunas de ellas a saber: 1) protección a los trabajadores por parte del Estado, frente al poder económico de las empresas; 2) fortalecimiento a los sindicatos, su autonomía y representación; 3) tribunales integrados por representación de todas las partes –patrón, Estado y trabajadores-; 4) jornada laboral de 8 horas (aunque ésta se logró desde el siglo XIX); 5) estabilidad en el empleo; 6) derecho a la seguridad social de los trabajadores.
La propuesta de reformas la Ley Federal del Trabajo por parte del PAN, pretende terminar de rematar las relaciones laborales y los derechos de los trabajadores. Su intención es legalizar lo ilegítimo. Su idea es clara: si la dinámica laboral nos ha llevado a que los trabajadores cada vez tengan menos derechos laborales, lo que se trata ahora, es de proporcionarle un marco jurídico que acepte con toda naturalidad la incertidumbre laboral y que se vea al trabajo como una mercancía, muy al contrario de lo que se había logrado con todas las luchas de los trabajadores.
En particular, la propuesta del PAN, plantea incluir “nuevas modalidades de contratación individual”; contratación por hora de trabajo, legalizar los famosos periodos de prueba, los contratos de capacitación inicial; eximir a los patrones de la obligación de reinstalar al trabajador si no tiene más de 3 años, al momento del despido; legalizar el “outsoursing”, el cual permite la subcontratación en todas sus formas, propiciando una serie de problemas para los trabajadores al presentarse, entre otras, una ambigüedad sobre la identidad del patrón y sus respectivas obligaciones.
Veamos por partes algunas de las propuestas. La discusión en torno a si el trabajo se debe medir por horas, tiene qué ver con una concepción de fondo sobre el trabajo. Si se puede fragmentar por horas, es como si pensáramos que es una mercancía que se puede fragmentar y vender por piezas. A diferencia, el trabajo no es abstracto, es tan concreto como que es el resultado de la suma de energía, vitalidad y tiempo que un ser humano le dedica a una actividad productiva o intelectual productiva. El trabajo es una relación social, no una simple compra y venta de productos; y en una relación social están implicadas personas con dignidad, que no sólo viven para el trabajo. Si eliminamos la posibilidad de establecer relaciones sociales-laborales sólidas, se instalará por completo la tendencia a “vendernos” por horas para poder comer, sin que alguien pueda ser responsable del día que no logró “vender” ni una hora de trabajo alguna persona.
La incertidumbre laboral está llenando todos los espacios de nuestra vida cotidiana. Se ha vuelto la excepción cuando se firma un contrato por más de seis meses, lograr una antigüedad está convirtiéndose en imposible, precisamente por esos pírricos contratos. En esa misma tendencia, los contratos y periodos de prueba, son el mecanismo más rentable que han encontrado los empleadores para no pagar como se debe a los trabajadores, de hecho, existen en nuestro país miles de trabajadores regalando su esfuerzo, con la esperanza de ser contratados “formalmente” algún día. En ese universo de este tipo de empleados disfrazados, se encuentra una gran parte de jóvenes en nuestro país.
Todo lo que hasta aquí se ha dicho, sólo tiene qué ver con los derechos individuales del trabajo, otro gran rubro son las propuestas sobre derechos colectivos del trabajo que contiene la propuesta en análisis, donde también se plantean menoscabo a la organización de los trabajadores. Pero ya hablaremos también de eso, en una próxima entrega.
Lo que sí podemos adelantar, como primer análisis de la propuesta de reforma laboral de los diputados del PAN, es que se trata de una reforma antilaboral. Es claro, al volverse un privilegio tener empleo, lo demás se está convirtiendo en derecho de elites. Nada más alejado del espíritu del derecho del trabajo. Antes los sindicatos servían para defender y dar la pelea de los derechos de los trabajadores, ahora salvo casos muy honrosos, pareciera que están de vacaciones indefinidas.

** LA AUTORA, ALEIDA HERNÁNDEZ CERVANTES, ES CANDIDATA A DOCTORA EN DERECHO POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO.
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