Polimnia Romana
SDP Noticias
06 de April, 2010
La guerra declarada al narco encubre en realidad la guerra no declarada por el “gobierno” federal al pueblo de México.
Son muchos los frentes abiertos y pocas las posibilidades de aniquilar la esperanza de ese pueblo noble y trabajador.
Entre los más agraviados se encuentran los mexicanos más pobres, los familiares de niños y jóvenes que murieron en total indefensión, los trabajadores que han sido despojados de su empleo, especialmente, los mineros y los electricistas que siguen en pie de lucha.
No conformes con los golpes que le han asestado a la población, los legisladores del PRI y del PAN que apoyaron más impuestos, aumentos a la gasolina, al diesel, a la energía eléctrica y a los bienes y servicios, ahora se perfilan para apoyar una “reforma laboral” que pretende impedir el ejercicio de los derechos conquistados por los trabajadores, como la contratación colectiva, la titularidad contractual y la libre sindicalización, e impedir la defensa legal de los trabajadores. Su propuesta busca entorpecer nuevos registros sindicales y la operatividad de los sindicatos formados, burlando la Constitución.
Esta reforma neoliberal, ideada por la derecha, incumple los convenios internacionales 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo, y propicia el trabajo precario y el llamado outsourcing, que elimina responsabilidades patronales y deja en la incertidumbre a los trabajadores.
Al disminuir la seguridad social, eliminar pensiones y jubilaciones, más una cadena de limitaciones y perjuicios al trabajo, los grandes beneficiados seguirán siendo los patrones.
Su “reforma” no habla de incrementos salariales que alivien la precariedad de las familias de los trabajadores. Se trata de una propuesta patronal puesta en boca del devaluado secretario del Trabajo, que con agresiones verbales y aberraciones conceptuales trata de hacer nulo lo establecido en el Artículo 123 Constitucional.
En la guerra contra el narco la derecha se ha topado con poderosas armas que han llegado de manera ilegal por la frontera norte.
En la guerra contra el pueblo las armas son la justicia y la razón, y aunque no hieren como los misiles que incrementan las bajas del ejército y la policía, son poderosas también.
Organizaciones sindicales, clase trabajadora, pueblo de México y legisladores nacionalistas y patriotas se han sumado ya a la contienda contra la imposición de esta “reforma” laboral.
Luchar pacíficamente no significa claudicar, al contrario, es la defensa inteligente de las conquistas laborales que en otro momento de la historia costaron sangre y sufrimiento.
Fuente
SDP Noticias
06 de April, 2010
La guerra declarada al narco encubre en realidad la guerra no declarada por el “gobierno” federal al pueblo de México.
Son muchos los frentes abiertos y pocas las posibilidades de aniquilar la esperanza de ese pueblo noble y trabajador.
Entre los más agraviados se encuentran los mexicanos más pobres, los familiares de niños y jóvenes que murieron en total indefensión, los trabajadores que han sido despojados de su empleo, especialmente, los mineros y los electricistas que siguen en pie de lucha.
No conformes con los golpes que le han asestado a la población, los legisladores del PRI y del PAN que apoyaron más impuestos, aumentos a la gasolina, al diesel, a la energía eléctrica y a los bienes y servicios, ahora se perfilan para apoyar una “reforma laboral” que pretende impedir el ejercicio de los derechos conquistados por los trabajadores, como la contratación colectiva, la titularidad contractual y la libre sindicalización, e impedir la defensa legal de los trabajadores. Su propuesta busca entorpecer nuevos registros sindicales y la operatividad de los sindicatos formados, burlando la Constitución.
Esta reforma neoliberal, ideada por la derecha, incumple los convenios internacionales 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo, y propicia el trabajo precario y el llamado outsourcing, que elimina responsabilidades patronales y deja en la incertidumbre a los trabajadores.
Al disminuir la seguridad social, eliminar pensiones y jubilaciones, más una cadena de limitaciones y perjuicios al trabajo, los grandes beneficiados seguirán siendo los patrones.
Su “reforma” no habla de incrementos salariales que alivien la precariedad de las familias de los trabajadores. Se trata de una propuesta patronal puesta en boca del devaluado secretario del Trabajo, que con agresiones verbales y aberraciones conceptuales trata de hacer nulo lo establecido en el Artículo 123 Constitucional.
En la guerra contra el narco la derecha se ha topado con poderosas armas que han llegado de manera ilegal por la frontera norte.
En la guerra contra el pueblo las armas son la justicia y la razón, y aunque no hieren como los misiles que incrementan las bajas del ejército y la policía, son poderosas también.
Organizaciones sindicales, clase trabajadora, pueblo de México y legisladores nacionalistas y patriotas se han sumado ya a la contienda contra la imposición de esta “reforma” laboral.
Luchar pacíficamente no significa claudicar, al contrario, es la defensa inteligente de las conquistas laborales que en otro momento de la historia costaron sangre y sufrimiento.
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