viernes, 30 de abril de 2010

Horizonte ciudadano: ¿Qué conmemoramos?

Rosa Esther Beltrán
Vanguardia
30-Abril-2010

La pluma es la lengua de la mente.
Miguel de Cervantes

Mañana conmemoramos el Día del Trabajo. En la agenda laboral no hay nada que celebrar porque el poder adquisitivo del salario va en caída libre, el desempleo no se detiene y la amenaza de una contra reforma laboral, penden sobre la cabeza de los trabajadores cual espada de Damocles.
El “Presidente del Empleo” ha resultado un fracaso ya que la tasa de desempleo se mantiene en un 5.4 por ciento y se espera que este año aumente a 5.8; los conflictos con los dos sindicatos adversos al régimen (mineros y electricistas), la connivencia con el sindicalismo oficial (maestros y petroleros, principalmente) distinguen el Día del Trabajo en el cuarto año de este Gobierno.
Lo que sí se ha incrementado de manera notable es el subempleo y la informalidad que casi ascienden a casi 13 millones de personas ubicadas en ese sector, según información del IMSS. Esto, a pesar de que oficialmente comienza a llegarse al final de la crisis económica.
Según datos del Seguro Social, entre 2007 y marzo de 2010 se crearon poco más de 496 mil plazas laborales, apenas la mitad de los que Calderón ofreció generar anualmente, y el número de trabajadores sin prestaciones laborales, de acuerdo con información del INEGI, es de 11 millones 343 mil.
A la limitada generación de empleos formales se suman las deficiencias de los salarios, el aumento de impuestos y el incremento en el costo de los servicios e insumos básicos.
En un estudio elaborado por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), el salario no ha repuntado en su poder adquisitivo desde 1982, y de ese año a la fecha refleja una caída sin freno; el estudio señala que mientras la canasta básica aumentó su precio en mil 435 por ciento, el salario sólo ha crecido un 309 por ciento; revela además que si en 1994 se podían adquirir con el salario mínimo 63.20 piezas de pan blanco, actualmente sólo se podrían comprar 37.18 piezas; también señala que en 1994 un salario mínimo alcanzaba para 2.6 kilos de carne, mientras que actualmente sólo se pueden adquirir 600 gramos; y mientras en 1994 con un salario mínimo se podían comprar 7.2 kilogramos de huevo, en 2010 sólo se pueden adquirir 4.6 kilogramos.
Según el estudio de la UNAM de 1994 a la fecha, el peso del salario mínimo ha descendido en un 80 por ciento y los precios de la canasta básica han variado así: en el 2000 era de 173.24 pesos; en 2006 aumentó a 288.23 pesos, y en 2010 alcanza los 419.15 pesos.
En opinión de destacados economistas, México es uno de los países con el salario mínimo más bajo a nivel mundial y esto se debe a que en países en desarrollo como Brasil, Venezuela o Colombia se han aplicado políticas públicas para recuperar el poder adquisitivo del salario a mediano plazo, pero aquí, desde hace más de 25 años, los gobiernos están empeñados en sostener una política de contención salarial, lo cual ha llevado a un empobrecimiento generalizado de la población, a la paulatina extinción de la clase media y, por tanto, a una contracción impresionante del mercado interno.
Según la Coparmex, México ocupa el lugar 115 de 133 países en eficiencia del mercado laboral, 70 por ciento de los desempleados son jóvenes y 63 por ciento de la Población Económicamente Activa está en la economía informal, donde no es posible garantizar los derechos laborales fundamentales.
Este panorama es apenas una rendija que nos muestra el drama de un país postrado, una nación en la que sólo una cada vez más pequeña minoría vive en la opulencia, mientras el empobrecimiento y el rezago avanzan sin pausa.
El modelo económico ha hecho estragos en el nivel de vida de los trabajadores mexicanos sin lograr mejorar su calidad de vida. La contención salarial que sostiene el Gobierno nunca se ha traducido en generación de empleos y sólo ha tenido como consecuencia el crecimiento de la pobreza. Por eso en el Día del Trabajo lo urgente es renovar la lucha por la dignidad de los trabajadores.

Posdata

Cuando la justicia triunfa revive la esperanza y la certeza de que defender los derechos humanos siempre tiene un fruto positivo. La liberación de las indígenas Teresa González y Alberta Alcántara es una victoria que costó más de cuatro años de lucha y se logró.

La Familia de Pasta de Conchos avanza. Estamos con ustedes.
Fuente

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