Carlos Acosta Córdova
Proceso
7 de junio (apro)
El sorpresivo desalojo de los trabajadores huelguistas de Cananea, la mayor mina de cobre del país, ocurrido la tarde de ayer, no le significó a Grupo México –su propietaria-- mayor descalabro en el mercado bursátil: las acciones de GMéxico cayeron un 3%, al pasar de 29.07 pesos, el viernes, a 28.19 pesos en la jornada de este lunes. Una pérdida de 88 centavos por acción.
Eso no es nada frente al poderío económico de los dueños del Grupo México, la familia Larrea Mota Velasco por delante. Germán es el presidente ejecutivo del conglomerado y su hermano Genaro el vicepresidente. También son los dueños de la otra mina con 65 cadáveres en sus tripas: la de Pasta de Conchos.
De hecho, la familia es la tercera más adinerada del país –según la última edición de Forbes--, con 9 mil 700 millones de dólares, sólo después de la de Carlos Slim (53 mil mdd) y la de Ricardo Salinas Pliego (10 mil 100 mdd).
Pese a la enorme distancia con la fortuna de Slim, los Larrea dieron la nota –según Forbes-- por su gran salto en el ranking de la revista neoyorquina: tras la crisis internacional, la fortuna de los empresarios mineros se había reducido a 2 mil 600 millones.
Pero sólo un año les bastó para hacerse de 7 mil 100 millones de dólares más, un espectacular aumento de 273% en su fortuna, hecho único entre los multimillonarios del mundo.
Y eso que la huelga en Cananea, según los ejecutivos de la empresa, le ocasionó a Grupo México pérdidas por 1,500 millones de dólares en los casi tres años en que estuvo parada la mina.
Y ya con Cananea en sus manos otra vez –si el conflicto no se agrava--, las ganancias aumentarán seguramente, pues por fin los Larrea podrán echar a andar el proyecto de expansión que fue detenido por la huelga, con el que pretenden, más que duplicar la capacidad de la mina, que hoy es de 190 mil toneladas, subir a 460 mil toneladas.
Pero Cananea –que le compró al gobierno federal en 1990-- es apenas uno de los negocios del grupo. Grupo México también es propietario del complejo minero de La Caridad, igualmente en Sonora, que entre otras instalaciones tiene una refinería de metales preciosos con capacidad para producir cada año 15 millones de onzas de plata y 100 mil onzas de oro.
En 1999 Grupo México dio el gran salto internacional. Ese año compró toda la participación accionaria de Asarco Incorporated, que controlaba el 54.2% de Southern Peru Cooper Corporation. Con esa adquisición, GMéxico se convirtió en la segunda compañía más grande del mundo en reservas de cobre, el tercer productor de cobre y el cuarto productor mundial de plata.
Pero los Larrea y socios no sólo son los principales empresarios mineros del país. Desde 1997 incursionaron en el negocio de los ferrocarriles. Ese año le compraron al gobierno de Ernesto Zedillo, en asociación con la estadunidense Union-Pacific y la constructora mexicana ICA, la concesión de las líneas de ferrocarril del Pacífico Norte, las de Chihuahua Pacífico y la línea corta Nogales-Cananea.
Grupo México aportó el 74%, UP el 13% e ICA el restante 13% de la inversión con la que ganaron la concesión de lo que ahora es Ferromex, la más grande línea de ferrocarriles del país, que en 2005 compró la compañía ferroviaria Ferrosur, que hasta ese año había sido propiedad de Grupo Carso, de Carlos Slim.
Fuente
Proceso
7 de junio (apro)
El sorpresivo desalojo de los trabajadores huelguistas de Cananea, la mayor mina de cobre del país, ocurrido la tarde de ayer, no le significó a Grupo México –su propietaria-- mayor descalabro en el mercado bursátil: las acciones de GMéxico cayeron un 3%, al pasar de 29.07 pesos, el viernes, a 28.19 pesos en la jornada de este lunes. Una pérdida de 88 centavos por acción.
Eso no es nada frente al poderío económico de los dueños del Grupo México, la familia Larrea Mota Velasco por delante. Germán es el presidente ejecutivo del conglomerado y su hermano Genaro el vicepresidente. También son los dueños de la otra mina con 65 cadáveres en sus tripas: la de Pasta de Conchos.
De hecho, la familia es la tercera más adinerada del país –según la última edición de Forbes--, con 9 mil 700 millones de dólares, sólo después de la de Carlos Slim (53 mil mdd) y la de Ricardo Salinas Pliego (10 mil 100 mdd).
Pese a la enorme distancia con la fortuna de Slim, los Larrea dieron la nota –según Forbes-- por su gran salto en el ranking de la revista neoyorquina: tras la crisis internacional, la fortuna de los empresarios mineros se había reducido a 2 mil 600 millones.
Pero sólo un año les bastó para hacerse de 7 mil 100 millones de dólares más, un espectacular aumento de 273% en su fortuna, hecho único entre los multimillonarios del mundo.
Y eso que la huelga en Cananea, según los ejecutivos de la empresa, le ocasionó a Grupo México pérdidas por 1,500 millones de dólares en los casi tres años en que estuvo parada la mina.
Y ya con Cananea en sus manos otra vez –si el conflicto no se agrava--, las ganancias aumentarán seguramente, pues por fin los Larrea podrán echar a andar el proyecto de expansión que fue detenido por la huelga, con el que pretenden, más que duplicar la capacidad de la mina, que hoy es de 190 mil toneladas, subir a 460 mil toneladas.
Pero Cananea –que le compró al gobierno federal en 1990-- es apenas uno de los negocios del grupo. Grupo México también es propietario del complejo minero de La Caridad, igualmente en Sonora, que entre otras instalaciones tiene una refinería de metales preciosos con capacidad para producir cada año 15 millones de onzas de plata y 100 mil onzas de oro.
En 1999 Grupo México dio el gran salto internacional. Ese año compró toda la participación accionaria de Asarco Incorporated, que controlaba el 54.2% de Southern Peru Cooper Corporation. Con esa adquisición, GMéxico se convirtió en la segunda compañía más grande del mundo en reservas de cobre, el tercer productor de cobre y el cuarto productor mundial de plata.
Pero los Larrea y socios no sólo son los principales empresarios mineros del país. Desde 1997 incursionaron en el negocio de los ferrocarriles. Ese año le compraron al gobierno de Ernesto Zedillo, en asociación con la estadunidense Union-Pacific y la constructora mexicana ICA, la concesión de las líneas de ferrocarril del Pacífico Norte, las de Chihuahua Pacífico y la línea corta Nogales-Cananea.
Grupo México aportó el 74%, UP el 13% e ICA el restante 13% de la inversión con la que ganaron la concesión de lo que ahora es Ferromex, la más grande línea de ferrocarriles del país, que en 2005 compró la compañía ferroviaria Ferrosur, que hasta ese año había sido propiedad de Grupo Carso, de Carlos Slim.
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