miércoles, 24 de marzo de 2010

Documental. La teledictadura, policía del pensamiento

México no arribará a la democracia verdadera mientras el medio de comunicación más influyente, la televisión, obedezca a los intereses de un grupo de privilegiados. Ningún mexicano votó jamás por entregar la televisión a sus actuales propietarios. Nadie votó en favor de la programación televisiva que se le impone a millones, ni para que se convirtiera a este medio en negocio y fuente de poder ilimitado.
¿Votó usted alguna vez por los empresarios de la televisión?
La teledictadura, esa especie de policía del pensamiento se instaura mientras gana —silenciosamente— millones de voluntades adormiladas.
Las líneas anteriores forman parte de una secuencia del documental Teledictadura, producido por Canal 6 de Julio. Teledictadura recoge la historia de la televisión mexicana; analiza los contenidos de su programación; desmenuza la tendenciosa orientación que las dos principales cadenas televisivas dieron a la cobertura del homicidio del cómico Francisco Stanley en perjuicio de un gobierno de origen opositor, y da cuenta del fenómeno mexicano de la «democracia virtual», que hizo más ricos a los telempresarios, y llevó a la Presidencia de la República a un producto publicitario engañoso: Vicente Fox.
¿Por qué hay impunidad?, se pregunta Ricardo Salinas Pliego, presidente de TV Azteca el día en que Francisco Stanley fue asesinado: «¿Por qué la toleramos?. Si las autoridades no pueden, que renuncien. Si sí pueden, que cumplan, pero que ya no hablen». El señor Salinas plasmó así, y así aparece en Teledictadura, una parte sustancial de su ideario. El teleempresario, marcado por el escándalo de haber recibido dineros oscuros del delincuente Raúl Salinas de Gortari, se permitía exigir la renuncia y el silencio de un gobernante, Cuauhtémoc Cárdenas, ampliamente respaldado por el voto ciudadano. Tal es la soberbia del teleempresario: tal es la calidad moral de un hombre que tiene en sus manos el los medios para influir en el pensamiento de millones de mexicanos.
En Teledictadura, Canal 6 de Julio da voz a la comunicadora María Victoria Llamas: «lo más peligroso de la TV mexicana es que 90% de la gente reciben información exclusivamente a través de ella. Por eso hay que reglamentar; y por eso hay que —sin censurar— ver a quiénes se le dan las concesiones: qué intereses motivan a los concesionarios, detrás de qué están».
El documental recoge asimismo las palabras del estudiante de la Universidad Autónoma Metroplitana, Humberto Escalante: «noche a noche TV Azteca piensa que se puede convertir en juez, hay que recordar que los medios de comunicación no son jueces de nadie. Ustedes no son los encargados de impartir la justicia(...) les exigimos dejar de calumniar a los movimientos sociales o a cualquier expresión que se oponga al gobierno federal; les exigimos responsabilidad en sus notas; les exigimos dejar de mentir»
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