El Correo Ilustrado
La Jornada
9 de Junio del 2010
Juicio sobre la guerra del Yaqui y génesis de la huelga de Cananea es un libro imprescindible de reditar con el apoyo de todos los sindicatos independientes, grupos afines y, de ser preciso, de la sociedad civil. En momentos cuando el lumpen burgués empresarial y sus serviciales pujadores de empresas públicas nacionales optan por evadir toda cordura y moverse embrutecidos en el plano impune y prosaico del dinero ganado a costillas de la sociedad mexicana, y desafiando de forma directa las garantías laborales y sociales del sindicalismo nacional independiente, es obligado mover la lucha al plano de las ideas; la historia y otras disciplinas nos rearmarán y conducirán por buen camino.
Ocho meses han pasado de la toma cobarde de las instalaciones de LFC, cuatro meses de que la justicia, subordinada al gobierno federal, dio su veredicto en contra de la huelga de los mineros de Cananea. El tiempo, bondadoso y gran amigo de la verdad, nos ha ido revelando y dando la razón respecto del auténtico propósito detrás de estas dos acciones fascistas del gobierno calderonista. El pasado 6 de junio quedó todo dicho: ¡o son ellos o somos nosotros!
“Una revolución –escribió el comité central del SME de 1956, en la parte introductoria del libro citado– es el periodo más tenso de la lucha de clases, cuando una clase social envejecida e impotente abandona la escena para dar paso a una nueva clase capaz de realizar las tareas inevitables del desarrollo histórico”. Después de cien años, de nueva cuenta aquí estamos: los mineros, los electricistas, los maestros y toda la clase asalariada en su conjunto, hermanados en contra de un gobierno intransigente, desgastado y construido de ideas inconexas. Enfrentarlo con la casta que despierta el parafrasear de nuestra historia y con argumentos que nos guíen a la edificación de un nuevo pacto social será uno de tantos camino a seguir.
César Sánchez, miembro del SME
Fuente
La Jornada
9 de Junio del 2010
Juicio sobre la guerra del Yaqui y génesis de la huelga de Cananea es un libro imprescindible de reditar con el apoyo de todos los sindicatos independientes, grupos afines y, de ser preciso, de la sociedad civil. En momentos cuando el lumpen burgués empresarial y sus serviciales pujadores de empresas públicas nacionales optan por evadir toda cordura y moverse embrutecidos en el plano impune y prosaico del dinero ganado a costillas de la sociedad mexicana, y desafiando de forma directa las garantías laborales y sociales del sindicalismo nacional independiente, es obligado mover la lucha al plano de las ideas; la historia y otras disciplinas nos rearmarán y conducirán por buen camino.
Ocho meses han pasado de la toma cobarde de las instalaciones de LFC, cuatro meses de que la justicia, subordinada al gobierno federal, dio su veredicto en contra de la huelga de los mineros de Cananea. El tiempo, bondadoso y gran amigo de la verdad, nos ha ido revelando y dando la razón respecto del auténtico propósito detrás de estas dos acciones fascistas del gobierno calderonista. El pasado 6 de junio quedó todo dicho: ¡o son ellos o somos nosotros!
“Una revolución –escribió el comité central del SME de 1956, en la parte introductoria del libro citado– es el periodo más tenso de la lucha de clases, cuando una clase social envejecida e impotente abandona la escena para dar paso a una nueva clase capaz de realizar las tareas inevitables del desarrollo histórico”. Después de cien años, de nueva cuenta aquí estamos: los mineros, los electricistas, los maestros y toda la clase asalariada en su conjunto, hermanados en contra de un gobierno intransigente, desgastado y construido de ideas inconexas. Enfrentarlo con la casta que despierta el parafrasear de nuestra historia y con argumentos que nos guíen a la edificación de un nuevo pacto social será uno de tantos camino a seguir.
César Sánchez, miembro del SME
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